Tesis: violencia, obsesión y la perversidad del morbo
- Raquel Ayala
- 14 mar
- 1 Min. de lectura
Desde su ópera prima, Alejandro Amenábar dejó claro que sabía cómo construir tensión. Tesis (1996) es un thriller que nos sumerge en los rincones más oscuros de la curiosidad humana, explorando la obsesión por la violencia en los medios y la perversidad del morbo.
La historia sigue a Ángela (Ana Torrent), una estudiante de comunicación que investiga el impacto de la violencia audiovisual. Su tesis la lleva a descubrir una red de snuff films que la pone en peligro, desdibujando la línea entre la academia y el horror real. A medida que se adentra en el misterio, la paranoia crece y la película juega con el espectador, obligándolo a cuestionarse hasta dónde llega el deseo de ver lo prohibido.
Tesis destaca por su guion inteligente, que no solo construye un thriller sólido, sino que también plantea preguntas incómodas sobre nuestra fascinación por la violencia. La dirección de Amenábar es precisa, aprovechando los espacios cerrados y la iluminación para generar una atmósfera opresiva. Además, el montaje y el uso del sonido refuerzan la sensación de inquietud, haciendo que cada escena pese sobre el espectador.
Aunque la película sigue algunos tropos del género, su capacidad para mezclar crítica social con tensión constante la convierte en una pieza clave del cine de los 90. Tesis no solo es un thriller efectivo, sino también un espejo incómodo sobre lo que consumimos y disfrutamos en pantalla.
Si te gustan las películas de suspenso psicológico con un trasfondo crítico, esta es una que no puedes dejar pasar.

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