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La Sustancia: terror corporal, crítica superficial y una identidad difusa

  • Foto del escritor: Raquel Ayala
    Raquel Ayala
  • 11 mar
  • 2 Min. de lectura

Desde el primer minuto, La Sustancia (2024) deja claro que busca impactar. Dirigida por Coralie Fargeat, la película se adentra en el body horror con una estética cuidada y un despliegue visual que recuerda a Cronenberg, pero con una ambición que no siempre se traduce en cohesión narrativa.


La historia sigue a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz en decadencia que, desesperada por recuperar su juventud, recurre a un tratamiento experimental. Lo que sigue es una espiral de horror físico y psicológico donde la transformación del cuerpo se convierte en una metáfora de la obsesión por la belleza eterna. Hasta ahí, la premisa es sólida. El problema es que la película no termina de decidir qué quiere ser: ¿una sátira de la industria del entretenimiento, una tragedia sobre la alienación femenina o un thriller de horror puro?


Fargeat deja muchas referencias en el camino: El retrato de Dorian Gray en la obsesión por la juventud, Mulholland Drive en la crítica a Hollywood y La mosca en la degradación del cuerpo. También hay ecos del cine de Kubrick en sus encuadres simétricos y su atmósfera inquietante. Sin embargo, más que una síntesis poderosa de todas estas influencias, la película a veces se siente como un collage sin una línea clara que las conecte.


Por momentos, la película parece querer denunciar la cosificación de las mujeres en la industria del cine, pero su discurso se diluye al replicar muchas de las mismas prácticas que pretende criticar. No es que el mensaje no esté ahí, sino que nunca termina de afilarse lo suficiente para generar un impacto real.


Si bien su despliegue visual es impecable y las escenas de horror corporal están bien logradas, La Sustancia queda atrapada entre su ambición conceptual y su falta de dirección clara. Es un filme que seduce con su estética y promete más de lo que entrega, dejando la sensación de que, con un poco más de precisión en su discurso, podría haber sido un nuevo referente del género.


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