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Longless: promesas, caos narrativo y una ejecución fallida

  • Foto del escritor: Raquel Ayala
    Raquel Ayala
  • 11 mar
  • 1 Min. de lectura

Si algo define a Longlegs (2024) es su incapacidad para cohesionar sus propias ideas. La película de Oz Perkins arranca con una premisa potente y una atmósfera inquietante, pero conforme avanza, se enreda en su propio laberinto narrativo.


Desde el inicio, la historia establece un tono perturbador y un misterio que promete, pero pronto se hace evidente que la película no tiene un hilo conductor claro. Perkins introduce temas interesantes y elementos de terror psicológico, pero en lugar de entrelazarlos con naturalidad, los deja dispersos, saltando de un concepto a otro sin una conexión real.


El problema no es la falta de dirección visual (porque Longlegs es inquietante en ese aspecto), sino que su guion parece más una serie de ideas sueltas que una historia bien construida. Esto deja una sensación de fragmentación que impide que la película termine de encajar.



Al final, Longlegs es una experiencia frustrante: una película con destellos de algo brillante, pero que nunca se decide por una identidad clara. Es un rompecabezas que insinúa mucho y resuelve poco, dejando más preguntas que respuestas… y no en el buen sentido.

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