Neva: Un viaje de duelo, conexión y renacimiento

Algunos juegos no necesitan diálogos extensos ni mecánicas complejas para transmitir emociones profundas. Neva, de los creadores de Gris, es uno de esos títulos que hablan con el lenguaje de las imágenes, la música y la sutileza de cada animación. Es una historia sobre la pérdida, el duelo y el vínculo entre una joven y un lobo, envuelta en un mundo de belleza deslumbrante y peligro constante.

Desde el inicio, Neva te sumerge en un universo melancólico donde la naturaleza lucha por sobrevivir en un entorno corrompido. La protagonista, Alba, pierde a su compañero lobo y encuentra a una criatura joven con la que desarrolla una conexión profunda. Juntos, deben atravesar paisajes oníricos y enfrentarse a fuerzas oscuras que amenazan con consumirlo todo.

El apartado artístico es un deleite. Con un estilo visual que recuerda a acuarelas en movimiento, Neva crea escenas de una belleza devastadora. Los contrastes entre la luz y la sombra, los colores vibrantes y el uso del silencio en momentos clave convierten el juego en una experiencia casi contemplativa.

Pero la belleza visual es solo una parte de la ecuación. La banda sonora y el diseño sonoro complementan cada momento, desde la calma de los bosques hasta la tensión de los enfrentamientos. Todo en Neva está diseñado para evocar emociones, para hacerte sentir la fragilidad del vínculo entre Alba y su nuevo compañero, y la lucha constante por preservar lo que queda de su mundo.

No es un juego que busque desafiarte con combates frenéticos o puzzles enrevesados. Neva es una experiencia emocional, un viaje que, al igual que Gris, te deja pensando mucho después de que los créditos han pasado. Es un recordatorio de la resiliencia, del amor en medio de la pérdida y de la necesidad de seguir adelante, incluso cuando todo parece desmoronarse.